En los últimos años, México ha experimentado una transición epidemiológica caracterizada no sólo por la adopción de patrones de alimentación extranjeros, sino por el aumento alarmante en la prevalencia de sobrepeso y obesidad en la población tanto infantil como adulta.

La obesidad se define como una enfermedad crónica, multifactorial y neuroconductual, en donde un incremento en la grasa corporal provoca la disfunción del tejido adiposo y una alteración en las fuerzas físicas de la grasa corporal que da como resultado alteraciones metabólicas, biomecánicas y psicosociales adversas para la salud. La causa de la obesidad es multifactorial:

• Genéticos: los niños tienen más riesgo de ser obesos si sus padres o familiares en primer grado lo son. También es importante considerar la herencia de hábitos alimenticios predisponentes que se obtienen al interior de la familia.
• Neurológicos: cada vez se conocen más compuestos que regulan el metabolismo y comportamiento alimentario.
• Metabólicos y endócrinos: patologías o enfermedades de origen endócrino que alteran el metabolismo, por lo tanto, son pacientes que tienden a alterar su aumento o disminución de peso o grasa en tejidos independientemente de su ingesta de alimentos.
• Alimentarios: desequilibrio entre la ingestión y el gasto energético, a partir de la sobrealimentación, o consumo de alimentos hipercalóricos, procesados y de mala calidad nutricional limitado en productos de origen vegetal.
• Psicológicos: las alteraciones emocionales pueden propiciar un consumo excesivo.
• Ambientales: donde destaca el sedentarismo y publicidad alimentaria engañosa.(Lizaúr, 2014)

De acuerdo a la OCDE, México ocupa el segundo lugar con la mayor tasa de obesidad con el 33% y la proporción más alta de sobrepeso u obesidad asciende al 73% en población adulta, comprometiendo la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud.

De acuerdo con los resultados derivados de la ENSANUT 2018, tanto el sobrepeso como la obesidad va en ascenso, ya que su prevalencia en el grupo de niños de 5 a 11 años es de 35.6%, del cual, el 18.1% presentan sobrepeso y el 17.5% obesidad. Esta cifra está 1.2% por encima de la reportada en 2012 (34.4%).

Para el caso de la población de 12 a 19 años de edad la prevalencia de sobrepeso y obesidad aumentó en 3.5% de 2012 a 2018, mostrando a su vez un mayor porcentaje de sobrepeso 23.8% y 14.6% de obesidad para este grupo de edad.

Respecto a los adultos (población mayor a 20 años) de acuerdo a la misma Encuesta, en 2018 el porcentaje con sobrepeso y obesidad fue de 75.2% (39.1% sobrepeso y 36.1% obesidad), lo que significó un aumento del 3.9% respecto a 2012 (71.3%). Tanto hombres como mujeres presentaron un incremento en sobrepeso y obesidad, reflejando mayor crecimiento en el caso de la obesidad con alrededor del 3.5% ambos sexos.

El incremento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad son factores detonantes de otro tipo de problemas de salud como enfermedades cardiovasculares (dislipidemias, hipertensión), alteraciones endocrinas (diabetes mellitus tipo 2, pubertad precoz), problemas ortopédicos (lordosis, escoliosis), trastornos pulmonares (apnea del sueño, asma) alteraciones psicosociales (baja autoestima, depresión), gastrointestinales (cálculos biliares, esteatohepatitis) y muerte prematura. (Dra. Alejandra Lleverino Torres, 2018)

El método más popular para evaluar el sobrepeso y la obesidad es el índice de masa corporal para la edad (IMC), aunque estudios recientes sugieren la circunferencia de cintura (CC) o el índice cintura-estatura (ICE).

ICA: Circunferencia de la cintura              ejemplo:  89 cm

        ————————————–                             ——– = 0.55 (sobrepeso elevado)

                    Estatura                                                161 cm

(Federación, 2020)

Los criterios para el manejo de la obesidad y el sobrepeso deben orientarse hacia la detección temprana, la prevención y el tratamiento integral y control. Bajo mi perspectiva los puedo enumerar en 8 pasos:

1. Evaluar el tipo y grado de obesidad
2. Diagnosticar la patología asociada (ya sea patología condicionante o derivada)
3. Reconocer los factores asociados “el por qué”
4. Determinar consumo y gasto energéticos “el cómo”
5. Identificar el nivel de atención necesario (nutricional, médica y psicológica)
6. Instaurar el tratamiento nutricional integral considerando al paciente y su familia (solicitar apoyo de la familia para que el paciente cumpla con sus metas, así como buscar la forma de que en casa todos busquen modificar hábitos alimentarios mínimo cuando el paciente esté presente)
7. Plantear metas relacionadas y no relacionadas con el control de peso.
8. Establecer un programa de seguimiento.

Entre las recomendaciones generales se puede incluir la elaboración del plan alimentario, la orientación alimentaria, asesoría nutricional y recomendaciones para el acondicionamiento físico y para los hábitos alimentarios. El plan alimentario deberá ser individualizado, atendiendo las necesidades específicas de cada paciente.

Si el paciente ya ha tenido intentos previos de bajar de peso sin obtener éxito alguno y además llega a recuperar tallas, tiende a desmotivarse, rechazarse, y puede llegar a deprimirse por su continuo fracaso. Entre más veces fracase, más difícil será volver a confiar en su capacidad para crear un hábito alimentario y estilo de vida saludable. El apego al tratamiento ante esto es la prioridad para alcanzar los objetivos planeados por el paciente. Para nosotros los nutriólogos será importante identificar cuáles son los factores que no le permiten lograr al paciente sus objetivos. Si al realizar la evaluación del paciente se exploran aspectos emocionales, es posible obtener un mayor conocimiento para ofrecer un mejor manejo integral. Para una persona, los alimentos pueden estar cargados de contenidos emocionales que influyen en su nivel de consumo, es por ello que es muy importante conocer al paciente, ser empáticos e ir con ellos poco a poco, motivándolos, muchas veces la falta de motivación o el continuo abandono del plan de alimentación puede estar relacionado a cuestiones emocionales.

Consejos prácticos para el paciente: 

Evita a toda costa consumir los “productos milagro”, te aseguro que solo ponen en riesgo tu salud, puede ser que a tu vecina le funcionó o, a la prima de un amigo que jamás has visto, pero recuerda que no sabes ni lo que contiene el producto ni como tu organismo pueda reaccionar, que puede ser desde una diarrea fatal hasta la muerte.

El consumo de productos dietéticos como los que contienen sustituto de azúcar pueden ser una herramienta útil en tú proceso de pérdida de peso si se utilizan con moderación. Recuerda que no están exentos de otros nutrientes como el sodio y de calorías.

Existe evidencia que demuestra que el ejercicio mejora la tolerancia al esfuerzo físico (mayor resistencia), aumenta progresivamente el gasto de energía (mayor pérdida de peso), previene alteraciones de postura e incrementa el estado de ánimo positiva y la autoestima. Se recomienda comenzar en el paciente sano, con un mínimo de 30 minutos al día hasta progresar en un par de meses a 1 hora diaria.

El uso de fármacos deberá ser evaluado de acuerdo a cada paciente, solamente en el caso de que el tratamiento nutricional y el ejercicio no este dando resultados esperados, lo cual el fármaco puede ser un punto de apoyo, jamás una solución. El médico o nutriólogo especializado podrá valorar la preinscripción de medicamentos para el tratamiento del sobrepeso y obesidad.

En cuestión alimentaria se sugiere que el paciente planee sus comidas y colaciones con anticipación, comer en un área especial, no en la sala o zona de videojuegos, los medios de cocción que sean al vapor, hervor o asados , tomar suficientes líquidos de manera natural, evitar el consumo de alcohol y cigarro, reconocer tus cantidades o raciones, realizar las comidas en casa, en caso de las situaciones de comer fuera de casa, analiza las opciones antes de elegir, no elijas fritos, empanizados o capeados, no esperes a prolongar tu horario, ya que te sentirás desesperado y buscarás comer lo más fácil pero no adecuado, cuida tus porciones, tus bebidas deberán ser naturales y limita el consumo de pastas, pan y arroz.   

Bibliografía

Dra. Alejandra Lleverino Torres, D. M. (Abril de 2018). Instituto Mexicano del Seguro Social IMSS. Obtenido de Diagnóstico y tratamiento del sobrepeso y obesidad exógena: https://www.imss.gob.mx/sites/all/statics/guiasclinicas/046GER.pdf

Federación, D. O. (17 de Agosto de 2020). Diario Oficial de la Federación. Obtenido de PROGRAMA SECTORIAL DERIVADO DEL PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2019-2024: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5598474&fecha=17/08/2020

Lizaúr, A. B. (2014). Dietas Normales y Terapeúticas . México: Mc Graw Hill Education.